Habana (calle)

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Distrito: L’Olivereta

Barrio: Fontsanta

La Habana.

La Habana es la capital de la República de Cuba, su urbe más grande, el principal puerto, su centro económico-cultural y su principal polo turístico.

Es la ciudad más poblada del país, incluso de las Antillas.

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Superficie: 728,3 km²

Población: 2.121.871 habitantes (según el censo del 2.014)

Densidad de Población: 2.913,6 hab./km²

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La calle Habana comienza en la avenida Tres Cruces, 16 y finaliza en la plaza de Murcia, 6.

Fundada en 1.514 (inicialmente en la costa sur de la isla) por el conquistador Pánfilo de Narváez (bajo las órdenes de Diego Velázquez de Cuéllar), bajo el nombre fundacional de Villa de San Cristóbal de La Habana, fue una de las primeras siete villas fundadas por la Corona española en la isla.

Debido a su privilegiada ubicación, frente a las costas del Atlántico Norte, y las características de su bahía, la entonces villa se convirtió en un importante centro comercial, razón por la cual fue sometida a ataques y saqueos por parte de piratas y corsarios durante los primeros años del siglo XVI.

En 1.561, la Corona dispone que la villa sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de las colonias americanas antes de cruzar juntas el océano (Flota de Indias), construyéndose por tanto, para su protección, defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos, convirtiendo a la ciudad en una de las mejor defendidas del Nuevo Mundo.

El 20 de diciembre de 1.592, Felipe II confiere a la villa el título de «ciudad», veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces del gobierno de la isla.

En 1.634 por Decreto Real se le declaró «Llave del Nuevo Mundo y Salvaguarda de las Indias Orientales» y en 1.665, se le concedió el derecho de ostentar su propio escudo, en el que estuvieron representadas, mediante tres torreones, las fortalezas (La Real Fuerza, El Morro y La Punta) que defendían la ciudad.

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Toponimia

Aunque existen varias hipótesis sobre el origen indígena de esta designación, la más aceptada sugiere que el nombre de la villa se deriva de un cacique taíno llamado Habaguanex, que controlaba la zona de su primer asentamiento.

Otras versiones consideran que proviene de una corrupción de la palabra taína sabana, pronunciada en el dialecto de los arahuacos occidentales cubanos como jabana la cual pasó al español actual con su significado original.

Aparentemente así denominaban los aborígenes a la comarca del sur de La Habana y Matanzas, que es una gran llanura.

Otra tesis menos probable plantea que viene de haven, que significa “puerto o fondeadero” en las lenguas germánicas.

También se apunta que proviene de la palabra aruaca abana, que quería decir “ella está loca”; haciendo referencia a la leyenda de una india llamada Guara.

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Historia

Fundación

La Habana fue la sexta ciudad fundada por la Corona Española en la isla de Cuba, llamada San Cristóbal de la Habana, tal vez porque el santo era el patrón de los navegantes, y La Habana, como toponímico indígena.

En la Plaza de Armas, que fue en la época colonial española el centro de la vida oficial y pública de la ciudad, se alza un monumento llamado El Templete, que conmemora la fundación de la villa en ese lugar en 1.519 por un grupo de españoles capitaneado por el toledano Juan de Rojas Manrique, emparentado con el rey Fernando el Católico.

En su columna conmemorativa hay una inscripción en latín, casi borrada, que traducimos como sigue:

“Fundóse la villa (hoy ciudad) de La Habana el año de 1.515, y al mudarse de su primitivo asiento a la ribera de este puerto el de 1.519, es tradición que en este sitio se halló una frondosa ceiba bajo de la cual se celebró la primera misa y cabildo: permaneció hasta el de 1.753 que se esterilizó. Y para perpetuar la memoria, gobernando las Españas nuestro católico Monarca el señor Dn. Fernando VI, mandó erigir este padrón el señor Mariscal de Campo Dn. Francisco Cagigal de la Vega, del orden de Santiago, Gobernador y Capitán General de esta Isla, siendo Procurador General Doctor Dn. Manuel Phelipe de Arango. Año de 1.754. Allí, bajo una ceiba, se celebró la primera misa y el Cabildo recibió la guarda y custodia de los fueros y privilegios de la villa de La Habana, según costumbre y usanza de las leyes de Castilla. La columna conmemorativa fue erigida por el gobernador don Francisco Cagigal de la Vega en 1.754, cuando la ceiba no pudo sostenerse más”.

No obstante, antes de la fundación de La Habana en su emplazamiento actual, la ciudad tuvo, entre 1.514 y 1.519, por lo menos dos asentamientos distintos: el original de 1.514, que según uno de los primeros mapas de Cuba (Paolo Forlano, 1.564) se encontraba en la desembocadura del río Onicaxinal cerca de la playa Mayabeque, en la costa sur de Cuba y otro asentamiento en La Chorrera, junto al río Almendares, que los indios llamaban Casiguaguas, donde los fundadores trataron de represar las aguas.

Aún se conservan los muros de contención de esa obra hidráulica, la más antigua del Caribe.

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Siglos XVI al XVIII

La Habana resurgió en varias ocasiones de los escombros y cenizas a que la reducían de cuando en cuando los piratas y corsarios franceses durante la primera mitad del siglo XVI, hasta que en 1.561 la Corona dispone que la villa sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de la colonias americanas antes de cruzar juntas el océano, lo que se conoció como Flota de Indias.

A ese fin, se construyen defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos, con lo que la ciudad pasa a ser la mejor defendida del Nuevo Mundo.

Oro y plata, lana de alpaca de Los Andes, esmeraldas de Colombia, caobas de Cuba y Guatemala, cueros de la Guajira, especias, palo de tinte de Campeche, maíz, patatas, mandioca y cacao son las materias primas que llegan en los veleros al puerto mejor protegido de América, entre marzo y agosto, para formar los grandes convoyes que, custodiados por las naves militares, parten en días señalados rumbo a España.

Con ellos, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes, aventureros llegan a la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo vertiginoso.

El 20 de diciembre de 1.592, Felipe II confiere a La Habana el título de ciudad, veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces del gobierno de la isla.

La importancia estratégica de La Habana y las riquezas que a ella llegan y de ella parten la convierten en codiciado objetivo de piratas y galeones con patente de corso de las potencias enemigas de la Corona Española.

La Habana se fortifica durante el siglo XVII por mandato de los reyes que la suscriben como “Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales”.

Al mismo tiempo, se edifica con los materiales más abundantes de la isla, entre ellos las maderas, que proporcionan a la arquitectura de la época un encanto peculiar en combinación con los estilos llegados de la península ibérica y, muy profusamente, de las islas Canarias.

En 1.649 una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, en Colombia, extermina a una tercera parte de la población habanera.

El 30 de noviembre de 1.665, la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, ratifica el escudo antiguo de Cuba, que tenía como símbolos heráldicos los tres primeros castillos de la ciudad: el de la Real Fuerza, el de los Tres Santos Reyes del Morro y el de San Salvador de la Punta, como tres torres de plata sobre campo azul.

Se añade al conjunto una llave de oro que simbolizaba el título de “Llave del Nuevo Mundo”, con el que ya se conocía la ciudad.

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Durante el siglo XVII La Habana se engrandece con construcciones monumentales civiles y religiosas.

Se erige el convento de San Agustín, se concluye el castillo de El Morro, y se construyen la ermita del Humilladero, la fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, la iglesia del Santo Ángel Custodio, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa y el convento de San Felipe Neri.

En 1.728 se funda la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letrán.

A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene más de 70.000 habitantes.

El 6 de junio de 1.762, al alba, apareció una impresionante armada británica, con más de 50 navíos y 14.000 hombres.

Para tomar la ciudad, los ingleses tuvieron que rendir el Castillo del Morro, defendido por una decidida guarnición al frente del capitán de navío Luis Vicente de Velasco e Isla y el marqués Vicente Gómez.

La Habana cayó tras dos meses de sitio.

Al tomar posesión de la ciudad, los ingleses también capturaron la flota española que había quedado atrapada en la bahía de La Habana, compuesta por nueve barcos de línea de 74 y 64 cañones, además de 25 barcos mercantes cargados con todo tipo de provisiones, tres millones de pesos pertenecientes a la Compañía Real y grandes cantidades de provisiones almacenadas en la ciudad.

Sir George Keppel la gobernó durante once meses, hasta mediados de 1.763, fecha en la que los británicos devolvieron La Habana a los españoles, a cambio de la Florida.

A ese período se remontan las libertades de comercio y de culto.

En 1.763 se comenzó la construcción de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la mayor de las construidas por España en el Nuevo Mundo, que apuntaló el sistema defensivo de La Habana tras la ocupación inglesa.

Las obras se prolongaron por más de once años y tuvieron un costo tan enorme para su tiempo que se dice que Carlos III, Rey de España se asomó a la ventana de su palacio con un catalejo para que le indicaran donde se encontraba tan cara construcción.

Su posición privilegiada la convertía en un bastión inexpugnable.

Contaba con un elevado número de cañones fundidos en Barcelona en el siglo XVIII, que siguen guardando simbólicamente la entrada de la bahía de La Habana.

En 1.774 se realiza el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes, de los cuales 44.333 son esclavos.

Entre 1.789 y 1.790 se divide la diócesis de Cuba: se erige en catedral la Iglesia Mayor de La Habana mientras que la antigua mitra permanece en Santiago de Cuba.

Seis años más tarde, el 15 de enero de 1.796, llegan a La Habana los restos de Cristóbal Colón procedentes de Santo Domingo.

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Siglos XIX y XX

El siglo XIX se abre con la llegada a La Habana de Alexander von Humboldt, quien queda impresionado por la vitalidad del puerto habanero.

En el año 1.837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre La Habana y Güines, que se usa para el transporte de azúcar desde el valle de Güines hasta el puerto de la ciudad; dicho tramo de 27,2 km se completó en el pueblo de Bejucal y al año siguiente la línea llegó hasta Güines.

Con ello España se convierte indirectamente en el quinto país del mundo en tener ferrocarril (ya que Cuba pertenecía por aquel entonces a España).

Cuba fue así el primer territorio de habla española y de Latinoamérica en contar con ese medio de transporte.

A lo largo del siglo, La Habana se enriquece con centros culturales, como el Teatro Tacón, uno de los más lujosos del mundo y posterior sede del Centro Gallego de La Habana, el Liceo Artístico y Literario, el teatro Coliseo.

Visita la ciudad Garibaldi bajo el nombre de Giuseppe Pani y se suceden las conspiraciones de patriotas independentistas al mismo ritmo que la autoridad de la Corona las reprime y sofoca.

Hacia la década de 1.850, el desarrollo de la industria azucarera, el ferrocarril, la industria tabacalera, entre otras, produjeron una pujante economía que llevó a Cuba a ser un país enormemente rico.

Se fundaron fábricas como La Real Fábrica de Tabacos H. Upmann, fundado por Hermann D. Upmann, (hoy Fábrica José Martí) que también fundó la banca H. Upmann & Co. que llevaron más tarde los hermanos Hermann Firedrich y Alberto Upmann y Theodore Garbade; su edificio es hoy la agencia del Banco Central de Cuba.

En la década de 1.860 Cuba alcanzó su máximo esplendor económico, y La Habana fue el vivo reflejo de esa riqueza y prosperidad.

En 1.863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y espléndidos edificios.

A finales del siglo XIX, las clases acomodadas comenzaron a trasladarse al elegante barrio del Vedado, con sus numerosas quintas y palacetes.

A finales del siglo XIX, La Habana, después de dos guerras de independencia lanzadas por los patriotas cubanos, vivió los últimos momentos de la colonización española en América, que se cerró definitivamente cuando el acorazado estadounidense Maine fue hundido en su puerto.

Según las investigaciones más recientes, el hundimiento fue accidental, pero en aquel momento dio a los Estados Unidos el pretexto para invadir la isla.

El cambio de siglo transcurre en Cuba bajo la ocupación y el gobierno de los Estados Unidos y el 20 de mayo de 1.902, pasan los poderes del gobierno a manos cubanas, cuando simbólicamente se iza la enseña nacional, en el Castillo de los Tres Reyes del Morro.

Hasta 1.959 la influencia de los Estados Unidos será constante y decisiva, sobre todo en el plano económico.

Bajo la influencia estadounidense, la ciudad creció y se enriqueció con numerosos edificios desde la década de 1.930, cuando se construyen suntuosos hoteles, casinos y espléndidos clubes nocturnos.

Ejemplos notables de estas construcciones son el Edificio Focsa, el Hotel Habana Hilton (nombrado actualmente Hotel Tryp Habana Libre) y el Hotel Nacional de Cuba.

Desde el triunfo de la Revolución en 1.959 se hicieron grandes transformaciones sociales, principalmente en lo que afecta a la educación, la sanidad pública, los servicios, disminuyó drásticamente la construcción de viviendas sociales y edificios oficiales; por lo que respecta a la topografía de La Habana, se puede seguir describiendo de acuerdo a las mismas grandes áreas de 1.958, aunque añadiendo alguna más.

Muchas de estas transformaciones se reflejaron en las construcciones después de 1.959, tales son el imponente Hospital Hermanos Almejeiras (para el que se adaptó el edificio del Banco Nacional de Cuba que se encontraba en fase de terminación en 1.959), numerosos hoteles modernos (muestra de una mayor preocupación por el turismo desde 1.990, luego de perderse el subsidio de la Unión Soviética) como el Meliá Cohiba, el Panorama o el Meliá Habana, que imitan las fachadas de los rascacielos del Primer Mundo.

Desde hace unos años, el centro histórico de la Ciudad de La Habana, declarado Monumento Nacional por el Gobierno Cubano en 1.976 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1.982, es objeto de restauraciones, realizadas por un equipo de historiadores y arquitectos dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, encargado de los trabajos de renovación.

Desde enero del año 2.011 dejó de ser la capital administrativa de la Provincia de La Habana, al quedar dividida en las provincias Artemisa y Mayabeque.

Anteriormente, esta calle,  se conoció como calle 4ª del Grupo Fuensanta.

El rótulo actual, Habana (calle), fue autorizado por decisión municipal de abril de 1.959.

NOTA

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Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873

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