Lucrècia Bori (calle)

Lucrècia Bori (calle)

Distrito: L’Olivereta

Barrio: Fontsanta

Las calles de Valencia y su historia. Lucrècia Bori (calle)

La calle Lucrècia Bori comienza en la plaza Murcia, 1 y finaliza en avenida Tres Forques, 128.

Lucrezia Bori González (Burriana, Valencia, 1.887 – Nueva York, 1.960)

Soprano del Metropolitan Opera House de Nueva York

Lucrècia Bori compartió reparto y cartel con Caruso, Amato, Toscanini o Puccini, nombres tan legendarios de la historia de la ópera como el del Metropolitan Opera House de Nueva York, donde esta soprano valenciana actuó más de seiscientas veces antes de retirarse en 1.936.

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Las calles de Valencia y su historia. Lucrècia Bori (calle)

Nacida en 1.888 en Burriana como Lucrecia Borja González de Riancho, era hija de un oficial y una cantante aficionada que debió advertir pronto la portentosa voz de timbre puro y cristalino que la naturaleza regaló a su hija, una niña precoz que cantó en su primer concierto con solo cinco años.

Tras estudiar piano y armonía en Valencia, completa su formación en Milán y Roma, donde debuta en 1.908 en el Teatro Adriano con la Carmen de Bizet, interpretando a la  dulce Micaela.

Dos años después actuaba junto a Caruso en el Châtelet parisino, en una triunfal representación de Manon Lescaut, el mismo drama lírico con que rendiría al público neoyorquino en 1.912.

Elegante, de modales exquisitos e impactante presencia escénica, prestó su maravillosa garganta a casi treinta personajes operísticos, entre los que fue motivo de culto su Violetta de La Traviata, con el que lograba el paroxismo del público al arrojar camelias frescas mientras su personaje exhalaba el último suspiro.

Lucrècia Bori imprimía tal intensidad a sus papeles como para calar en espíritus tan recalcitrantes como el del gángster Al Capone, quien le mostró su admiración mandándole una caja de selecto champán francés, “con los mejores deseos”.

Soltera, sin hijos, volcó su vida en una carrera a punto de ser frustrada por unos nódulos en la garganta, justo cuando tenía previsto cantar en España.

Regresó tras operarse pero ya no hubo ocasión de actuar en su país, aunque sí de mostrar el apego a los suyos: enterada de la terrible riada que arrasó Valencia en 1.957, organizó un festival benéfico para recaudar fondos.

La alta sociedad americana, incluidos los Astor o Rockefeller, acudieron a la llamada de la cantante que, aunque retirada de los escenarios, seguía vinculada al Metropolitan como primera mujer miembro de su directiva.

Lucrècia viajó a Valencia con el cheque de casi dos millones de pesetas recaudados, una fortuna que entregó al alcalde en un acto público cubierto profusamente por la prensa de la época.

Sería el viaje final, la despedida de los paisanos y paisajes personales, pues un derrame cerebral acabó con su vida poco después, un frío noviembre neoyorquino de 1.960.

El gesto de Lucrècia de viajar a Valencia con el dinero en junio de 1.958 fue hondamente agradecido por una ciudad donde no había llegado ni un céntimo de ayuda oficial casi un año después del aciago 14 de octubre de 1.957 en que el Turia se desbordó por ambas orillas, llevándose ochenta y cinco vidas y diez mil millones de pesetas de entonces en daños materiales.

Las imágenes de la calle de las Barcas inundada dieron la vuelta al mundo y el jefe del Estado y presidente del Gobierno, clamó desde el NODO que Valencia no quedaría abandonada a su suerte, pero la tardanza de las ayudas institucionales colapsó la ciudad, acabó provocando el cese fulminante del alcalde por quejarse y el miedo a otra crecida se mantuvo hasta finalizar el llamado Plan Sur, que desvió el río a su paso por la ciudad hasta su cauce actual, lejos del núcleo urbano.

La gala de Lucrècia Bori se celebró en el elegante Town Hall Theatre de la neoyorquina calle 43, y contó con la soprano española que le había relevado en los escenarios internacionales, Victoria de los Ángeles, y de otros dos valencianos tan altruistas y famosos como ella, los pianistas Amparo y José Iturbi.

Las calles de Valencia y su historia. Lucrècia Bori (calle)

Lucrècia se involucró a fondo para abaratar los costes de organización y sacar el máximo beneficio e, incluso, renunció a dormir la noche anterior, dedicada a pegar un frasquito de perfume a los programas de mano, un detalle para las glamurosas asistentes.

Para entonces la soprano estaba inmersa en captar nuevos públicos para el Metropolitan Opera House, el Met, su segunda casa desde que llegara en 1.912 tras mantener un encuentro legendario en París con Giulio Gatti-Casazza, director del mítico local, el compositor Giacomo Puccini y el director de orquesta Arturo Toscanini.

Tres auténticos vitorinos de la ópera que la miraron de los pies a la cabeza y la estudiaron a fondo, recordaría ella, pese a ser ya una artista consagrada que había compartido escenario con el número uno, el gran Caruso.

Puccini había estrenado en 1.893 Manon Lescaut, su tercera ópera, que le dio renombre internacional y riqueza, pese a los agoreros que no creían posible igualar la Manon de Jules Massenet.

Descendiente de cinco generaciones de músicos y con fama de engrandecer como ninguno las figuras femeninas de sus óperas, Puccini vio a su Manon en Lucrècia, aunque en el ensayo general le tiró un café encima: el traje exclusivo cosido en París le parecía demasiado limpio para la escena de Manon moribunda.

Las reseñas sobre la soprano, mucho más abundantes en inglés que en español, suelen resaltar su compañerismo y buen carácter, tal vez proverbial para tratar con un director de orquesta genial pero con la leyenda negra que arrastraba Toscanini.

Hijo de un sastre que había combatido con Garibaldi por la independencia italiana, su tesón y talento deslumbraron a los norteamericanos la primera vez que llegó al Met y dirigió de memoria, sin consultar una sola vez la partitura, El ocaso de los dioses.

Sin embargo, la “fuerza desencadenante, el poder fabuloso” que destacó de su persona el New York Times, podía jugarle malas pasadas con sus músicos, que llegaron a amotinarse en su contra.

Las calles de Valencia y su historia. Lucrècia Bori (calle)

Lucrècia Bori interpretaría a Manon docenas de veces en Nueva York, tanto la de Massenet como la de Puccini, pero en aquella primera ocasión en el Met lo hizo junto al enorme, física y artísticamente hablando, Enrico Caruso, de un carácter afable y juguetón bien contrario al de Toscanini.

Caruso había nacido en 1.873 en una familia napolitana de veintiún hijos y tuvo que trabajar desde niño, aunque nunca renunció a ser cantante de ópera.

Su madre le apoyó siempre y solía renunciar a los zapatos para pagarle las clases de canto, de modo que su hijo logró introducirse en los ambientes operísticos, aunque en su primera gran oportunidad pisó el vestido de la tiple y le arrancó la cola ante el desternille del público.

Él pudo con eso y más, aunque no con el tabaco, pues no era capaz de salir a escena sin fumar antes un cigarrillo.

Un cantante tan mítico como la propia Lucrècia Bori, mucho más conocida en Estados Unidos que en su propio país y sobre la que circulan datos confusos, como que nació en Valencia, en Gandia o que no existen grabaciones con su voz.

Está constatado que Lucrècia Bori nació en Burriana y sí se conservan grabaciones suyas, ya sea en la Biblioteca Nacional o, como puede comprobar cualquier aficionado, en un magnífico blog dedicado a ella en Internet.

Anteriormente esta calle se conoció como calle 7ª del Grupo Fuensanta.

El rótulo actual, Lucrècia Bori (calle), fue autorizado por decisión municipal de abril de 1.959.

NOTA

Las calles de Valencia y su historia. Lucrècia Bori (calle)

Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

 

Fuentes consultadas:

Otras Fuentes

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873