Murcia (plaza)
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Distrito: L’Olivereta
Barrio: Fontsanta
Murcia
Murcia es una ciudad española, capital del municipio del mismo nombre y de la comunidad autónoma de la Región de Murcia.
Es el centro de la comarca de la Huerta de Murcia y de su área metropolitana.
Está situada en el sureste de la península ibérica a orillas del río Segura, en la denominada depresión prelitoral murciana, a 40 kilómetros del mar Mediterráneo.
Murcia es el séptimo municipio más poblado de España.
De orígenes inciertos, hay constancia de que fue fundada en el año 825 por orden de Abderramán II, probablemente, sobre un asentamiento anterior de origen romano.
Durante la Edad Media, Murcia llegó a ser capital de la cora de Tudmir, posteriormente fue cabeza de distintos reinos de taifas de creciente importancia en los siglos XI, XII y XIII y entre 1.243 y 1.266 se incorporó a la Corona de Castilla como capital del Reino de Murcia, siendo además ciudad con voto en cortes y sede episcopal desde 1.291.
Las calles de Valencia y su historia. Murcia (plaza)
Superficie: 881,86 km²
Población: 460.349 habitantes (según el censo del I.N.E. de 2.021)
Densidad de Población: 513,98 hab./km²
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En la plaza de Murcia confluyen las calles Lucrecia Bori; Príncipes de Mónaco; República Dominicana, La Habana, Santiago Galas, Conseller Francisco Bosch, Rey Saud, Garza Imperial, Escultor Salzillo, Casa Misericordia.
Toponimia
El origen del topónimo Murcia no está del todo claro y tanto historiadores como lingüistas sostienen varias hipótesis agrupadas en torno a dos orígenes básicos: el árabe y el latino.
Según palabras de Menéndez Pidal: el topónimo Murcia era azote de filólogos.
El origen pre-islámico, probablemente latino, parece el más lógico, aunque no se sabe con seguridad cuál es la raíz primera, y son muchas la hipótesis que se aventuran.
La más extendida actualmente ya la enunció Francisco Cascales en sus Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia publicados en 1.621:
“[…] Agora pues, quando los Romanos llegados á este Lugar, que Plinio dice Murci, vieron la frescura del río, y todas sus riberas cubiertas de murtas (porque no hay tierra en toda España donde con mayor facilidad, y feracidad nazcan) juzgaron asistir en él como lugar particularmente suyo la Venus Murcia, amiga de aguas, y murtas, y así por la gran devoción que la tenían, es cosa muy verosimil, que añadiendo la letra a, la dirían llanamente Murcia […]”.
Aunque la evolución de la palabra que propone Cascales está descartada, lo cierto es que el topónimo Murcia era usado por los romanos, siendo como dice el autor el nombre de una divinidad primitiva que tenía un templo en el valle situado entre las colinas del Aventino y el Palatino en la misma ciudad de Roma, creyéndose que la denominación de dicha diosa está relacionado con el latín myrtus, con el significado de mirto, evolucionando a Myrtea/Murtea/Murcia.
Por lo tanto, parece que los estudios históricos han llegado a la conclusión de que, al igual que la mencionada divinidad, Murcia es un topónimo de origen latino que deriva muy probablemente de Myrtea o Murtea (“lugar de mirtos” o “lugar donde crecen los mirtos”) o de Murtia, y que de esa forma Mursiya, en árabe: (primera denominación documentada ya en época islámica) no fue más que la adaptación árabe del término latino preexistente.
Localidades limítrofes
Murcia limita al norte con Molina del Segura y Fortuna; al noreste con Santomera; al este con Orihuela y Beniel; al sureste con San Javier y Pilar de la Horadada; al sur con Fuerte Álamo, Cartagena y Torre Pacheco; al suroeste con Alhama de Murcia; al oeste con Mula y Librilla; y al noroeste con Campos del Río y Las Torres de Cotillas.
Además, el municipio de Alcantarilla está completamente rodeado por el término municipal de Murcia.
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Historia
Orígenes
Como ya hemos apuntado anteriormente, existen muchas dudas sobre los orígenes de la ciudad de Murcia.
Existe constancia que fue mandada fundar el 25 de junio del año 825 por el emir de Al-Ándalus Abderramán II con el objetivo de sofocar las revueltas entre yemeníes y qaysíes que ensangrentaban las tierras de la Cora de Tudmir, para hacer así más fuerte el poder del Emirato de Córdoba sobre los particularismos tribales.
Historiadores como Rodríguez Llopis defienden sin embargo que lo que se produjo en aquel año no fue la fundación sino el establecimiento de la capitalidad de Tudmir en una Murcia en cierto modo ya existente.
Todo parece indicar que ya existía un pequeño lugar poblado en esta misma zona, cuyos orígenes se remontarían a una villa romana denominada Murtia, en clara referencia a la existencia de humedales y mirtos en torno a ella, asentamiento del que la nueva ciudad acabaría tomando el nombre, aunque islamizado.
De hecho, está arqueológicamente demostrado el desarrollo de un extenso complejo de villas romanas en el valle del Segura que aprovechaban la fertilidad de las terrazas fluviales y la abundancia del agua del río.
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Prehistoria y Edad Antigua
Sin embargo, las evidencias humanas más antiguas en el actual territorio del municipio de Murcia pertenecen a la Cultura del Argar; cultura desarrollada durante la Edad del Bronce que tuvo su centro en el sureste ibérico con un avanzado concepto de urbanismo, además del dominio de la agricultura y la metalurgia del bronce.
En la época prehistórica, así como en la antigüedad, la mayoría de asentamientos humanos se concentraron en los rebordes montañosos de la depresión prelitoral o vega del Segura.
Así, en el reborde sur destacan los yacimientos del Puntarrón Chico de Beniaján de época argárica, o Santa Catalina del Monte del Bronce Final.
En el reborde norte destaca el yacimiento de la Cuesta de San Cayetano de Monteagudo, con una secuencia que va desde el Argar, pasando por el Bronce Tardío y el mundo íbero, finalizando en la Roma altoimperial.
Con la llegada de la Edad del Hierro, los íberos, concretamente los contestanos, tuvieron un especial desarrollo en el reborde sur con los yacimientos del Verdolay, en donde aparece un importante poblado, con una necrópolis asociada (el Cabecico del Tesoro) y un santuario (el Santuario de la Luz) datados entre el 500 a. C. y la romanización.
Fue en plena época romana cuando comenzaron los asentamientos en el fondo del valle del Segura, zona de marjales y aguas estancadas que fueron convertidas al cultivo a través de las primeras evidencias de aprovechamiento hídrico de la zona, comprobándose en yacimientos de época tardo-antigua como el de Senda de Granada.
Como ya se ha comentado, el origen antiguo de Murcia estaría en una de esas villas que aparecieron en áreas más próximas al río Segura.
La referida zona de la Cordillera Sur vivió otro impulso poblacional en época tardorromana-visigoda, como parecen demostrar algunas infraestructuras que han llegado hasta nosotros, es el caso de los yacimientos del Martyrium de La Alberca del siglo IV y la Basílica del Llano del Olivar de Algezares (siglo VI).
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Edad Media (etapa musulmana)
Aunque la explotación agraria y el aprovechamiento hídrico a gran escala del valle en donde se encuentra Murcia se remonta a tiempos romanos; fueron los árabes los que, valiéndose del curso del río Segura que atraviesa la depresión prelitoral, perfeccionaron y ampliaron una compleja red hidrológica formada por acequias, brazales y regaderas, dando impulso a la ciudad convirtiéndola en uno de los centros de producción agraria más importantes de Al-Andalus.
Esto llevó a que a partir del siglo X, Murcia se convirtiera en capital política y centro económico de la Cora de Tudmir.
No fue hasta la segunda mitad del siglo XI, tras el fin del Califato, cuando la ciudad de Murcia encabezó su primer reino taifa independiente bajo el mandato de Abu Abd al-Rahman Ibn Tahir.
Conquistada por Al-Mutamid de Sevilla, fue epicentro del conflicto entre este y su visir Ibn Ammar.
La ciudad capitalizó un segundo reino taifa de la mano de Ibn Mardanis; conocido por los cristianos como Rey Lobo.
Durante este periodo (1.147-1.172) Murcia vivió un momento de esplendor convertida en un centro político y cultural comparable a las principales capitales islámicas del momento, siendo cabeza de la resistencia andalusí frente al Imperio Almohade.
Tras la victoria cristiana en Las Navas de Tolosa (1.212), Castilla se expandió hacia el sur, dirigiéndose hacia la taifa de Murcia, que en su tercer periodo estuvo regida por la dinastía de los Banu Hud, que tras 1.228 se habían sublevado contra los almohades consiguiendo el control de casi toda Al-Andalus teniendo su capital en Murcia.
Finalmente, el infante Alfonso de Castilla (futuro Alfonso X el Sabio) acordó con Ibn Hud al-Dawla el vasallaje de la ciudad en 1.243 a través del Tratado de Alcaraz, incorporándola a la Corona de Castilla en forma de protectorado.
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Edad Media (etapa cristiana)
En 1.264 los mudéjares murcianos se sublevaron contra los castellanos por el incumplimiento de lo pactado.
Alfonso X, empleado entonces en sofocar la revuelta del sector andaluz, pidió ayuda urgente a su suegro Jaime I de Aragón.
Tropas de la Corona aragonesa sofocaron la rebelión en 1.266 y conquistaron Murcia definitivamente, eliminando los restos de autonomía musulmana al devolver la ciudad a la jurisdicción de Castilla en virtud del Tratado de Almizra.
Jaime I de Aragón licenció a 10.000 aragoneses para repoblar la zona, concediéndoles tierras, en algunos casos grandes extensiones.
Tras el fin del protectorado, Alfonso X el Sabio estableció las bases sociopolíticas del municipio al concederle el Fuero de Sevilla, convirtiéndola en capital del nuevo Reino de Murcia al ser la sede del Adelantado Mayor y tener voto en Cortes.
En el contexto de la Corona de Castilla, Murcia fue durante el reinado de Alfonso el Sabio una de las tres capitales en las que iba rotando la corte itinerante, junto a Toledo y Sevilla, creando un studium arabicum et hebraicum.
En ella quiso ser enterrado por disposición testamentaria, aunque finalmente acabaran por reposar su corazón y entrañas.
En el año 1.291 Murcia se convirtió de manera oficial en la sede episcopal de la Diócesis de Cartagena tras el beneplácito de Sancho IV el Bravo.
En el contexto de la crisis dinástica en la corona castellana, Jaime II de Aragón ocupó la ciudad en el 1.296, devolviéndola posteriormente a control castellano en virtud de la Sentencia Arbitral de Torrellas (1.304).
Durante el siglo XIV se vivió una profunda crisis que afectó a la actividad agrícola de la huerta de Murcia y por ende a la ciudad, debido a las epidemias de peste y al contexto de inseguridad que se vivía en todo el Reino de Murcia, afectado como estaba por una triple frontera (con la corona de Aragón, con un Mediterráneo atestado de corsarios y sobre todo con los musulmanes granadinos).
A mediados del siglo XV comenzó una recuperación económica gracias al final de la amenaza granadina.
En 1.452 las tropas de la ciudad de Murcia junto con las de Lorca vencieron en la batalla de Los Alporchones a huestes musulmanas provenientes del reino nazarí.
A partir de 1.482, tanto Murcia como Lorca se convirtieron en la base de operaciones para las campañas militares que los Reyes Católicos lanzaron sobre la parte oriental del reino de Granada.
La ciudad de Murcia sirvió de residencia a los monarcas en 1.488.
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Siglos XVI y XVII
En el 1.520 Murcia se unió al levantamiento comunero aunque con unos matices totalmente distintos al resto de Castilla por su claro sentimiento antioligárquico que entroncaba con los conflictos que se vivían en la región a finales del siglo XV.
Los comuneros murcianos implantaron una junta de síndicos con cierta representación popular y elegidos por parroquias.
En el reinado de Felipe II, tropas murcianas bajo mando de Luis Fajardo; II Marqués de los Vélez y adelantado del reino de Murcia, ayudaron a sofocar la rebelión morisca en el Reino de Granada.
Este hecho hará que se le conceda a Murcia el título de Muy noble y muy leal.
El conflicto de las Alpujarras supondrá así mismo el hundimiento del sector sedero granadino, y en consecuencia, el auge de la seda murciana que permitirá a la ciudad y su reino esquivar los efectos de la crisis finisecular del siglo XVI a diferencia de Castilla.
De hecho, la crisis no llegaría a Murcia hasta la tercera década del siglo XVII.
En el año 1.613, Felipe III decidió la expulsión de los moriscos murcianos que todavía quedaban en las diseminadas aljamas de la huerta y que tan vitales fueron para la producción sericícola.
La crisis se precipitó sobre la ciudad con la epidemia de peste de 1.648 y la posterior Riada de San Calixto, que en 1.651 arrasó Murcia con una avenida del río Segura que causó más de 1.000 muertos.
Sin embargo, en 1.654 fue fundada la Real Fábrica del Salitre por orden de Felipe IV para revitalizar la ciudad.
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Siglo XVIII
En el año 1.705 fue nombrado obispo de Cartagena Luis Belluga y Moncada.
En el contexto de la Guerra de Sucesión Española fue el artífice del triunfo de la causa borbónica en la ciudad, organizando la defensa de Murcia ante el avance de la causa austracista en el sureste, venciendo en la batalla del Huerto de las Bombas, a las afueras de la ciudad.
Esta victoria supuso un giro en la Guerra de Sucesión, comenzando el avance de la causa borbónica que culminaría en la batalla de Almansa.
Durante el siglo XVIII Murcia vivió una importante expansión económica.
La base de este crecimiento se cimentó en un impulso agrícola basado así mismo en el aumento de la superficie cultivada.
Las roturaciones provocaron una mayor extensión de la huerta de Murcia y de cultivos de secano en la zona de campo, algo que trajo consigo la aparición de asentamientos humanos en dichas áreas (el origen de muchas de las actuales pedanías).
Como afirma el historiador Rodríguez Llopis, Murcia alcanzó a finales de siglo la cifra de 70.000 habitantes.
En este contexto de riqueza continuó teniendo un importante papel el comercio de la seda, de hecho en 1.770 se instaló en Murcia la Real Fábrica de Hilar Sedas a la Piamontesa.
La boyante coyuntura quedó reflejada en las artes y el urbanismo de la ciudad.
Es la época de las iglesias y palacios barrocos y del escultor Francisco Salzillo.
La expansión motivó que el primer asentamiento humano en la margen derecha del Segura se afianzara; el hoy conocido como Barrio del Carmen.
A finales del siglo XVIII, el murciano José Moñino Redondo, conde de Floridablanca fue nombrado ministro de Carlos III.
Floridablanca favoreció notablemente a la tierra que le vio nacer a través de infraestructuras y medidas de carácter ilustrado.
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Siglo XIX y XX
Con el estallido de la Guerra de la Independencia española en 1.808, en la ciudad de Murcia se creó una Junta Suprema presidida por el conde de Floridablanca que pretendió extender su autoridad en todo el reino de Murcia ante la ausencia del poder real.
En 1.810 se produjo la entrada de las tropas francesas de Sebastiani, el día 24 de abril; la ciudad fue saqueada brutalmente.
En enero de 1.812 las tropas francesas del general Soult entraron también en la ciudad.
En la calle de San Nicolás se produjo un encontronazo entre los soldados de Soult y las milicias del general Martín de la Carrera, que murió en dicho combate.
En febrero de 1,820, tras el alzamiento de Riego que supuso el inicio del Trienio Liberal, el vizconde de Huertas orquestó con campesinos de la huerta y algunos militares el asalto a la prisión para liberar a los presos políticos, como el general Torrijos, proclamándose en la ciudad la Constitución de 1.812.
Con la creación de las actuales provincias en 1.833, Murcia se convirtió en capital de la de igual nombre, mientras que el antiguo reino de Murcia se dividió en las provincias de Murcia y Albacete.
En 1.862 comenzaron a discurrir trenes entre Murcia y Cartagena en un viaje inaugural presidido por la reina Isabel II, y en 1.865 la ciudad ya estaba conectada por ferrocarril con Albacete y Madrid.
La llegada de este medio de transporte supuso una ampliación urbana hacia el sur, desarrollándose más aún el mencionado Barrio del Carmen.
Durante el Sexenio Democrático, se produjeron dos levantamientos en Murcia de carácter federal, el primero en 1.869 y el segundo en 1.872, dirigidos ambos por el revolucionario Antonio Gálvez Arce, conocido popularmente como Antonete Gálvez.
En el verano de 1.873 la ciudad se unió al Cantón Murciano que se había proclamado en la sublevación cantonal de Cartagena, siendo uno de los principales conflictos a los que se tuvo que enfrentar la I República Española.
El 15 de octubre de 1.879 acaeció la conocida como riada de Santa Teresa, una de las mayores de la historia de Murcia, la región murciana y toda la cuenca del Segura, que produjo cerca de 800 muertos en la ciudad y su huerta.
En los años de la II República, Murcia fue una ciudad con voto mayoritario de izquierdas en las sucesivas elecciones que tuvieron lugar.
Durante la guerra civil, la ciudad permaneció fiel a la República hasta el 29 de marzo de 1.939 cuando la IV División Navarra al mando de Camilo Alonso Vega tomó Murcia, apenas dos días antes del final de la contienda, en la llamada Ofensiva final.
Durante la dictadura franquista, tras la dura posguerra Murcia vivió una gran expansión urbana que le llevó a superar sus tradicionales límites bajo el sello del desarrollismo de la época, a costa de la huerta circundante y de parte del casco histórico.
Con la llegada de la Transición y la nueva organización territorial por autonomías, la ciudad se convirtió en capital de la comunidad autónoma de la Región de Murcia, siendo sede de la presidencia y las consejerías, no así del parlamento, sito en la ciudad de Cartagena.
El crecimiento económico de los años 60 y 70, vino acompañado de un auge demográfico que llevó a la ciudad a crecer a gran velocidad y crear infraestructuras viarias acorde con las nuevas necesidades.
En la última década del siglo XX y aproximadamente la primera del siglo XXI, la creación de nuevos barrios, avenidas y costeras, han transformado la ciudad, que se ha convertido el séptimo municipio por población de España y en un importante centro de negocios.
La Crisis económica de 2.008-2.015, ha ralentizado este crecimiento.
Actualmente se buscan nuevos modelos turísticos y formas de atraer inversiones a la ciudad.
Esta plaza de Murcia, era conocida anteriormente como plaza Principal del Grupo Fuensanta, fue rotulada con el nombre actual en homenaje y gratitud de Valencia a Murcia, por la valiosa ayuda prestada con motivo de la riada de octubre de 1.957.
El rótulo actual, Murcia (plaza), fue autorizado por decisión municipal de abril de 1.959.
NOTA
Las calles de Valencia y su historia. Murcia (plaza)
Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.
Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.
Fuentes consultadas:
-
Archivos autores
-
Archivo del Reino de Valencia
-
Archivo Histórico Municipal
-
Historia de las calles de Valencia
-
Historia de Valencia y sus costumbres
-
Archivo Administrativo Municipal
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Instituto Nacional de Estadística
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Ayuntamiento de Valencia
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Biblioteca valenciana
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Biblioteca de Etnología
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Biblioteca valenciana digital
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Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
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Biblioteca Serrano Morales (Ayuntamiento de Valencia)
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Archivo de la Diputación provincial de Valencia
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Hemeroteca valenciana
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Tribunal de las Aguas
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Real Academia de la Historia
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Wikipedia
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Padrón Municipal de Habitantes
-
Valencia Actúa
-
Jdiezarnal
-
Arquitectos de Valencia
-
Arquitectos italianos en España
Bibliografía
-
Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.
-
Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.
-
Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873