Edison (calle)

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Distrito: Jesús

Barrio: Camí Reial

Las calles de Valencia y su historia. Edison (calle)

La calle Edison comienza en el camino Rambleta y finaliza en la calle Jaime March, 11.

Thomas Alva Edison (Milan, Ohio, USA, 1.847 – Wets Orange, USA, 1.931).

Nació el 11 de febrero de 1.847, el menor de cuatro hermanos, en Milan, una pequeña población de Ohio en la que se había establecido su padre, Samuel Edison, seis años antes.

Su padre tuvo que abandonar precipitadamente Canadá a consecuencia de una rebelión contra los ingleses en la que tomó parte y que terminó en fracaso.

Marginada por el ferrocarril, la actividad en Milan fue disminuyendo poco a poco, y la crisis afectó a la familia Edison, que tuvo que emigrar de nuevo a un lugar más próspero cuando su hijo Thomas ya había cumplido la edad de siete años.

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El nuevo lugar de residencia fue Port Huron, en Michigan, donde el futuro inventor asistió por primera vez a la escuela.

Fue una experiencia muy breve, duró sólo tres meses, al cabo de los cuales fue expulsado de las aulas, alegando su maestro la falta absoluta de interés y una torpeza más que manifiesta, comportamientos estos a los que no era ajena una sordera parcial que contrajo como secuela de un ataque de escarlatina.

Su madre, Nancy Elliot, que había ejercido como maestra antes de casarse, asumió en lo sucesivo la educación del joven benjamín de la familia, tarea que desempeñó con no poco talento, ya que consiguió inspirar en él aquella curiosidad sin límites que sería la característica más destacable de su carrera a lo largo de toda su vida.

Cumplidos los diez años, el pequeño Thomas instaló su primer laboratorio en los sótanos de la casa de sus padres y aprendió él solo los rudimentos de la química y la electricidad.

El joven Edison tenía sólo dieciséis años cuando decidió abandonar el hogar de sus padres.

Dominaba a la perfección el oficio de telegrafista, y la guerra civil había dejado muchas plazas vacantes, por lo que, fuese donde fuese, le sería fácil encontrar trabajo.

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Su siguiente trabajo fue en Boston, como telegrafista en el turno de noche.

Llegó allí en 1.868, y poco después de cumplir veintiún años pudo hacerse con la obra del científico británico Michael Faraday “Experimental Researches in Electricity”, cuya lectura le influyó muy positivamente.

Ahora, Faraday le proporcionaba el método para canalizar todo su genio inventivo.

Se hizo más ordenado y disciplinado, y desde entonces adquirió la costumbre de llevar encima un cuaderno de notas, siempre a punto para apuntar cualquier idea o hecho que reclamara su atención.

Registró su primera patente en 1.868.

Se trataba de un contador eléctrico de votos que ofreció al Congreso, pero los miembros de la cámara calificaron el aparato de superfluo.

Muy pronto recibió un encargo de la Western Union, la más importante compañía telegráfica de entonces.

Se le instaba a construir una impresora efectiva de la cotización de valores en bolsa.

Su respuesta a este reto fue su primer gran invento: el “Edison Universal Stock Printer”.

Le ofrecieron por el aparato 40.000 dólares, cantidad que le permitió por fin sentar la cabeza.

Se casó en 1.871 con Mary Stilwell, con la que tuvo dos hijos y una hija, e instaló un taller pequeño, pero bien equipado en Newark, Nueva York, en el que continuó experimentando en el telégrafo en busca de nuevos perfeccionamientos y aplicaciones.

Su mayor contribución en ese campo fue el sistema cuádruple, que permitía transmitir cuatro mensajes telegráficos simultáneamente por una misma línea, dos en un sentido y dos en otro.

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El laboratorio de Menlo Park

Bien pronto se planteó Edison la construcción de un verdadero centro de investigación, una “fábrica de inventos”, como él lo llamó, con laboratorio, biblioteca, talleres y viviendas para él y sus colaboradores, con el fin de realizar no importa qué investigaciones, mientras fuesen prácticas, ya fueran por encargo o por puro interés personal.

Los recursos económicos no le faltaban y las proporciones de sus proyectos se lo exigían.

Buscó un lugar tranquilo en las afueras de Nueva York hasta que encontró una granja deshabitada en el pueblecito de Menlo Park.

Fue el lugar elegido para construir su nuevo cuartel general, el primer laboratorio de investigaciones del mundo, de donde habrían de salir inventos que cambiarían las costumbres de buena parte de los habitantes del planeta.

Se instaló allí en 1.876 (tenía entonces veintiocho años), e inmediatamente se puso a trabajar.

La búsqueda de un transmisor telefónico satisfactorio reclamó su atención.

El inventado por Alexander Graham Bell, aunque teóricamente bien concebido, generaba una corriente tan débil que no servía para aplicaciones generales.

Sabía que las partículas de grafito, según se mantuvieran más o menos apretadas, influían sobre la resistencia eléctrica, y aplicó esta propiedad para crear un dispositivo que amplificaba considerablemente los sonidos más débiles: el micrófono de gránulos de carbón, que patentó en 1.876.

Era habitual en Edison que un trabajo le llevase a otro, y el caso anterior no fue una excepción.

Mientras trataba de perfeccionar el teléfono de Bell observó un hecho que se apresuró a describir en su cuaderno de notas:

Acabo de hacer una experiencia con un diafragma que tiene una punta embotada apoyada sobre un papel de parafina que se mueve rápidamente. Las vibraciones de la voz humana quedan impresas limpiamente, y no hay duda alguna que podré recoger y reproducir automáticamente cualquier sonido audible cuando me ponga a trabajar en ello”.

Liberado, pues, del teléfono, había llegado el momento de ocuparse del asunto.

Un cilindro, un diafragma, una aguja y otros útiles menores le bastaron para construir en menos de un año el fonógrafo, el más original de sus inventos, un aparato que reunía bajo un mismo principio la grabación y la reproducción sonora.

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Pronto se olvidó de él y pasó a ocuparse del problema del alumbrado eléctrico, cuya solución le pareció más interesante.

La respuesta se encontraba en la lámpara de incandescencia.

Se sabía que ciertos materiales podían convertirse en incandescentes cuando en un globo privado de aire se les aplicaba corriente eléctrica.

Sólo restaba encontrar el filamento más adecuado.

Es decir, un conductor metálico que se pudiera calentar hasta la incandescencia sin fundirse, manteniéndose en este estado el mayor tiempo posible.

Antes que Edison, muchos otros investigadores trabajaron en esta dirección, pero cuando él se incorporó lo hizo sin regatear esfuerzo alguno.

Trabajó con filamentos de las más distintas especies: platino, que desestimó por caro, carbón, hollín y otros materiales, e incluso envió a sus colaboradores al Japón, a América del Sur y a Sumatra para reunir distintas variedades de fibras vegetales antes de escoger el material que juzgó más conveniente.

La primera de sus lámparas estuvo lista el 21 de octubre de 1.879.

Se trataba de una bombilla de filamento de bambú carbonizado, que superó las cuarenta horas de funcionamiento ininterrumpido.

La noticia del hecho hizo caer en picado las acciones de las compañías de alumbrado de gas.

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En años sucesivos, Edison se ocupó en mejorar su bombilla, y fue esta actividad la que le llevó hacia el único de sus descubrimientos que pertenece a un área estrictamente científica.

Ocurrió en 1.883, mientras trataba de averiguar por qué su lámpara de incandescencia se ennegrecía con el uso.

En el transcurso de tales investigaciones, el prolífico inventor presenció la manifestación de un fenómeno curioso: la lámpara emitía un resplandor azulado cuando era sometida a ciertas condiciones de vacío y se le aplicaban determinados voltajes.

Edison averiguó que tal emisión luminosa estaba provocada por la inexplicable presencia de una corriente eléctrica que se establecía entre las dos varillas que sostenían el filamento de la lámpara, y utilizó dicho fenómeno, que recibió su nombre, para concebir un contador eléctrico cuya patente registró en 1.886.

De hecho, Edison pudo haber dado aquí el paso de la electrotecnia a la electrónica.

No supo, sin embargo calibrar la importancia del descubrimiento.

Su método, más próximo al «ensayo y error» que a la deducción científica, se lo impidió.

Hubo que esperar a que el ingeniero británico John Ambrose Fleming, un tecnólogo de sólida formación científica, diera el paso en 1.897 cuando logró, tras discretas modificaciones, transformar el contador eléctrico de Edison en la válvula de vacío, el primero de una larga serie de dispositivos eléctricos que dieron origen a una nueva era tecnológica.

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Más de un millar de inventos

En 1.886, dos años después de que falleciera su esposa, Edison se casó con Mina Miller, mujer de carácter fuerte, hija de un rico industrial de Akran, Ohio, cuya influencia sobre su excéntrico marido se hizo notar, ya que consiguió hacer de él una persona más sociable.

El matrimonio tuvo tres hijos.

Al año de casarse, Edison trasladó su laboratorio de Menlo Park, a la sazón pequeño, a West Orange, Nueva Jersey.

Creó allí un gran centro tecnológico, el Edison Laboratory (hoy monumento nacional), en torno al cual levantó numerosos talleres, que daban trabajo a más de cinco mil personas.

La electricidad continuó absorbiendo la mayor parte de su tiempo, pues se ocupaba de todos los aspectos relativos a su producción y distribución.

No con mucha suerte, sin embargo, ya que cometió un grave error al insistir en el sistema de corriente continua cuando existían razones de peso en favor de la corriente alterna.

Edison se interesó también por muchos otros sectores industriales: la producción de cemento y de materias químicas, la separación electromagnética del hierro y la fabricación de baterías y acumuladores para automóviles fueron algunos de sus preferidos.

Su último gran invento fue el “Kinetograph”, cuya patente registró en 1.891.

Se trataba de una rudimentaria cámara de cine que incluía, sin embargo, un ingenioso mecanismo para asegurar el movimiento intermitente de la película.

En 1.894 Edison abrió el Kinetoscope Parlor en Broadway, Nueva York, donde un solo espectador se sentaba frente a una mirilla en una cabina de madera para ver la película, que se iluminaba desde atrás por una lámpara eléctrica.

Aunque el Kinetoscope Parlor despertó inmediatamente la atención como atracción de feria, Edison no creyó nunca que fuese importante encontrar algún sistema de proyección para mayores auditorios, lo que le impidió dar el paso definitivo al cinematógrafo de los hermanos Lumière.

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La actividad de este genial inventor se prolongó más allá de cumplidos los ochenta años, completando la lista de sus realizaciones tecnológicas hasta totalizar las 1.093 patentes que llegó a registrar en vida.

La arteriosclerosis, sin embargo, fue minando la salud de este inquieto anciano, cuyo fallecimiento tuvo lugar el 18 de octubre de 1.931, en West Orange, Nueva Jersey.

Fue más un tecnólogo que un científico y aportó poco al conocimiento científico original.

Obtuvo un reconocimiento mundial por sus inventos.

NOTA

Las calles de Valencia y su historia. Edison (calle)

Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

 

Fuentes consultadas:

Otras Fuentes

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873

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