Espartero (calle)

Espartero (calle)

Distrito: Extramurs

Barrio: La Roqueta

Las calles de Valencia y su historia. Espartero (calle)

Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro (Granátula de Calatrava, Ciudad Real, 21 de febrero de 1.793 – Logroño, 8 de enero de 1.879).

Militar español que ostentó los títulos de príncipe de Vergara, duque de la Victoria, duque de Morella, conde de Luchana y vizconde de Banderas, todos ellos en recompensa por su labor en el campo de batalla, en especial en la Primera Guerra Carlista, donde su dirección del Ejército isabelino o cristino fue de vital importancia para la victoria final, además, ejerció el cargo de virrey de Navarra (1.836).

Además de militar y político también fue regente del reino entre 1.840 y 1.843, Presidente de Gobierno en los años 1.837, 1.840-1.841, 1.854-1.856.

Figura fundamental del liberalismo español durante la primera mitad del siglo XIX como principal dirigente del Partido Progresista.

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Su padre había encauzado su formación para un destino eclesiástico, pero la Guerra de la Independencia lo arrastró desde muy joven al frente de batalla, que no abandonó hasta veinticinco años después.

Combatiente en tres de los cuatro conflictos más importantes de España en el siglo XIX, fue soldado en la guerra contra la invasión francesa, oficial durante la guerra de independencia del Perú y general en jefe en la ya mencionada primera guerra carlista.

Vivió en Cádiz el nacimiento del liberalismo español, senda que no abandonaría jamás.

Hombre extremadamente duro en el trato, valoraba la lealtad de sus compañeros de armas (término que no gustaban oír a los demás generales) tanto como la eficacia.

Combatió en primera línea, fue herido en ocho ocasiones y su carácter altivo y exigente lo llevó a cometer excesos, en ocasiones muy sangrientos, en la disciplina militar.

Convencido de que su destino era gobernar a los españoles, fue por dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II.

Ha sido el único militar español con tratamiento de Alteza Real y, a pesar de todas sus contradicciones, supo pasar inadvertido los últimos veintiocho años.

Rechazó la Corona de España y fue tratado como una leyenda desde bien joven.

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Era el menor de ocho hermanos e hijo de un carpintero-carretero, familia trabajadora de la clase media preponderante en un pueblo de casi tres mil habitantes.

Tres de sus hermanos fueron religiosos y una hermana, monja clarisa.

En Granátula (Ciudad Real) había recibido clases de latín y humanidades con su vecino Antonio Meoro, preceptor de Gramática, con gran fama en la zona, dado que preparaba a los chicos para acceder a estudios superiores.

De hecho nombraría posteriormente al hijo de éste, Anacleto Meoro Sánchez, obispo de Almería.

Cursó sus primeros estudios oficiales en la Universidad Nuestra Señora del Rosario de Almagro, donde residía un hermano suyo dominico, y obtuvo el título de Bachiller en Artes y Filosofía.

Almagro contaba con su propia Universidad desde 1.553 por Real Cédula de Carlos I y era una ciudad muy activa y próspera.

Su padre deseaba para Espartero una formación eclesiástica, pero el destino truncó esa posibilidad.

En 1.808 se alistó en el ejército para formar parte de las fuerzas que combatieron tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid contra la ocupación napoleónica.

Las universidades habían sido cerradas el año anterior por Carlos IV y la propia Almagro había sido ocupada por los franceses.

Fue reclutado junto a un numeroso grupo de jóvenes por la Junta Suprema Central que se había constituido en Aranjuez bajo la autoridad del entonces ya anciano conde de Floridablanca, con el fin de detener en La Mancha al invasor antes de que las tropas enemigas llegasen a Andalucía.

Fue alistado en el Regimiento de Infantería Ciudad Real en calidad de Soldado Distinguido, grado que adquirió por haber cursado estudios universitarios.

Durante el tiempo que estuvo en las líneas del frente en la zona centro-sur de España, participó en la batalla de Ocaña, donde las fuerzas españolas fueron derrotadas.

De nuevo su condición de universitario le permitió formar parte del Batallón de Voluntarios Universitarios que se agrupó en torno a la Universidad de Toledo en agosto de 1.808, pero el avance francés lo llevó hasta Cádiz donde cumplía su unidad funciones de defensa de la Junta Suprema Central.

Las necesidades perentorias de un ejército casi destruido por el enemigo obligaron a la formación rápida de oficiales que se instruyeran en técnica militar.

La formación universitaria previa de Espartero permitió que el coronel de artillería, Mariano Gil de Bernabé, lo seleccionara junto a otro grupo de jóvenes entusiastas en la recién creada Academia Militar de Sevilla.

El nuevo destino no evitó que actuase desde el primer momento en escaramuzas con el enemigo durante su formación como cadete, y así consta en su hoja de servicios.

Se lo integró, junto a otros cuarenta y ocho cadetes, en la Academia de Ingenieros el 11 de septiembre de 1.811 y ascendió a subteniente el 1 de enero del siguiente año.

Suspendió el segundo curso, pero se le ofreció como alternativa incorporarse al arma de infantería, al igual que a otros subtenientes.

Tomó parte en destacadas operaciones militares en Chiclana, lo que le valió su primera condecoración: la Cruz de Chiclana.

Sitiado por los ejércitos franceses desde 1.810, fue espectador de primera línea de los debates de las Cortes de Cádiz en la redacción de la primera constitución española, lo que marcó su decidida defensa del liberalismo y el patriotismo.

Mientras la guerra tocaba a su fin, estuvo destinado en el Regimiento de Infantería de Soria, y con dicha unidad se desplazó a Cataluña combatiendo en Tortosa, Cherta y Amposta, hasta regresar con el Regimiento a Madrid.

En 1.815 marchó como teniente a luchar contra los independentistas sudamericanos.

En 1.825 regresó a España y a partir de 1.833 luchó al lado de Isabel II contra los partidarios de Carlos de Borbón en la Primera Guerra Carlista.

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Pacificó la comarca del Maestrazgo, derrotando al general Cabrera, tras haber conquistado Morella (Castellón).

Llevó a cabo la desamortización de los bienes del clero secular en 1.841

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El fin del Trienio Liberal y el retorno del absolutismo volvieron a dividir al ejército expedicionario.

La Serna envió a Espartero a Madrid con el encargo de recibir instrucciones precisas de la Corona, partiendo para la capital desde el puerto de Quilca el 5 de junio de 1.824 en un barco inglés.

Llegó a Cádiz el 28 de septiembre y se presentó en Madrid el 12 de octubre. Aunque obtuvo para el virrey la confianza de la Corona, no pudo garantizar los refuerzos pedidos.

Embarcó en Burdeos camino de América el 9 de diciembre, coincidiendo con la pérdida del Virreinato del Perú.

Arribó a Quilca el 5 de mayo de 1.825 sin noticias del desastre de Ayacucho, y fue hecho prisionero por orden de Simón Bolívar, estando a punto de ser fusilado en más de una ocasión.

Gracias a la mediación entre otras personas, del liberal extremeño Antonio González y González que sufría exilio en Arequipa, fue liberado tras sufrir dura prisión, pudiendo regresar a España con un numeroso grupo de compañeros de armas.

A su llegada fue destinado a Pamplona y, posteriormente, fijó su residencia en Logroño, muy a su pesar.

Allí contrajo matrimonio el 13 de septiembre de 1.827 con María Jacinta Martínez de Sicilia, rica heredera de la ciudad y gracias a la cual se convirtió en un hacendado.

A pesar de los favorables informes de sus superiores, de regreso en la península hubo de desempeñar funciones burocráticas y destinos menores, lo que lo irritaba.

Aprovechó para ordenar su nueva hacienda constituida por la fortuna heredada de su esposa, María Jacinta, y que consistía en un mayorazgo y diversos bienes vinculados donde se encontraban importantes fincas rústicas y urbanas y cerca de un millón y medio de reales procedentes también de los beneficios en las inversiones que los tutores de su esposa habían realizado durante la minoría de edad de ésta.

En 1.828 fue nombrado comandante de armas y presidente de la Junta de Agravios de Logroño y después se lo destinó al Regimiento Soria destacado en Barcelona primero, y Palma de Mallorca más tarde.

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Últimos años

Pasó los últimos años de su vida en su hogar, rodeado del afecto de sus paisanos, siendo referente de muchos de los políticos de la época.

Su conocida altanería dio paso a un hombre de Estado, consejero para todos y que manifestó en cuantas ocasiones pudo, su deseo de que las desavenencias entre las distintas facciones políticas no se solventasen más por la vía de las armas.

La muerte de su esposa Jacinta lo sumió en un profundo pesar y ya no atendió más que a su propio final.

Su testamento había sido otorgado el 15 de junio de 1.878, apenas seis meses antes de fallecer y poco después de la muerte de su esposa.

Al no tener hijos, Espartero nombró heredera universal a su sobrina Eladia Espartero Fernández y Blanco, por quien sentía gran predilección.

La herencia, constituida por una gran fortuna, iba acompañada de todos los títulos y honores.

Al resto de sobrinos y al personal de su casa les dio mandas y legados, y a su antiguo ayudante, el marqués de Murrieta, le otorgó la espada con la que Bilbao lo obsequió y la estatua ecuestre que le regaló la ciudad de Madrid, además de otras pertenencias militares menores.

NOTA

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Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

Fuentes consultadas:

Otras Fuentes

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.