Pelayo (calle)

Pelayo (calle)

Distrito: Extramurs

Barrio: La Roqueta

La calle Pelayo comienza en la calle Xàtiva, 16 y finaliza en la calle Vives Liern, 11.

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Las calles de Valencia y su historia. Pelayo (calle)

Pelayo

Dinastía: Astur-Leonesa

Sucesor: Favila

PELAYO I, rey de Asturias (¿718?-737) [¿-Cangas de Onís?].

Caudillo de los astures en su rebelión contra los musulmanes y origen de la Monarquía asturiana.

Su historia, tal como puede reconstruirse de las fuentes más antiguas, está tal vez teñida de leyenda.

Según el relato de la Crónica de Alfonso III, Pelayo habría sido un noble godo, espatario (se llamaba espatario al conde que, posteriormente fue capitán de guardias, respondía de la persona del soberano) de Vitiza y Rodrigo, enviado como rehén a Córdoba por Munuza, el gobernador árabe de Gijón, y que debió residir allí en tiempo de Al-Hurr, consiguiendo escapar según Sánchez-Albornoz entre marzo y agosto de 717.

La crónica citada da como motivo de todo ello una intriga amorosa entre Munuza y la hermana de Pelayo, contrariada por este Caudillo astur.

La personalidad de Pelayo ha sido mitificada a lo largo de los tiempos hasta rodear al personaje de un aura heroica casi sobrehumana.

Las fuentes más fiables indican que formó parte de una de las familias de la aristocracia del norte de la Península, quizá de origen visigótico, asentada en la cuenca del Sella.

Las calles de Valencia y su historia. Pelayo (calle)

Don Pelayo

A raíz de la derrota y muerte del rey Rodrigo, ante los invasores árabes, en la batalla del Guadalete (711), se produjo el súbito colapso del reino visigótico y la caída de la península Ibérica en poder de los musulmanes.

Según las crónicas musulmanas, Pelayo estuvo en Córdoba como rehén.

Alrededor del 718 organizó en el norte una revuelta contra el pago de los impuestos exigidos por los nuevos gobernantes, que desembocó en una guerra abierta.

Aprovechando su conocimiento del terreno, los sublevados acosaron a las tropas árabes, poco habituadas a combatir en regiones tan abruptas y con un clima tan frío.

En el 722, Anbasa, gobernador árabe de la península Ibérica, envió un ejército para aplastar, de una vez por todas, la revuelta.

Pelayo y sus seguidores atrajeron a la fuerza expedicionaria, compuesta seguramente por unos pocos miles de efectivos, que ya habían logrado diversas victorias, hasta los valles de Covadonga, donde cántabros y astures se habían hecho fuertes.

Su formidable posición defensiva no pudo ser conquistada ni por las tropas beréberes, acostumbradas a combatir en terreno montañoso, que formaban parte del contingente musulmán.

Por último, los atacantes se vieron forzados a emprender una retirada que se tornó desastrosa cuando Pelayo se lanzó en su persecución hostigándolos sin tregua.

Al fin, posiblemente, tras haber reforzado sus efectivos, entabló combate franco y derrotó a los musulmanes en Olalíes (actual Proaza), tras lo cual estableció su capital en Cangas de Onís (Asturias).

Las calles de Valencia y su historia. Pelayo (calle)

Don Pelayo se convirtió para los españoles en el primer héroe de la Reconquista, y como tal fue celebrado, no sólo en crónicas y romances medievales, sino también en extensos poemas como El Pelayo (1.605) de Alonso López Pinciano, y en numerosos dramas del Siglo de Oro, los más conocidos de los cuales son El último godo, de Lope de Vega; La restauración de España, de Luis Vélez de Guevara, y El restaurador de Asturias, de Juan Bautista Diamante.

Con el Neoclasicismo, la figura volvió a los honores de la escena en la tragedia en verso y en cinco actos Pelayo, de Gaspar Melchor de Jovellanos (1.744-1.811), destacada pieza de la serie de tragedias neoclásicas que los escritores españoles del siglo XVIII escribieron imitando a Corneille, a Racine e incluso a Vittorio Alfieri.

El héroe godo apareció asimismo en la tragedia en tres actos Pelayo, de Manuel José Quintana (1.772-1.857), representada en 1.805.

Ya en el Romanticismo, José de Espronceda le dedicó también un poema, inacabado, titulado Pelayo.

Tras diecinueve años de reinado, en el 737 Pelayo falleció dejando de su matrimonio con Gaudiosa dos hijos, Favila que le sucedió en el trono asturiano y Ermesinda, la cual contrajo matrimonio con el que a su vez sería el rey Alfonso I el Católico.

Pelayo fue enterrado en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, en Cangas de Onís, que él mismo había fundado para tal fin.

Existe la tradición, totalmente infundada, de que los restos del primer rey de Asturias fueron trasladados a Santa María de Covadonga durante el reinado de Alfonso X el Sabio, pero de dicho traslado no hay ningún tipo de prueba y no es admisible el epitafio que existe en Covadonga sobre la supuesta lápida, ya que este data del siglo XVIII.

El rótulo actual, Pelayo (calle), fue autorizado por decisión municipal.

NOTA

Las calles de Valencia y su historia. Pelayo (calle)

Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

 

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea.

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.

  • Nomenclator de las puertas, calles y plazas de Valencia. Manuel Carboneres. 1.873