Alzira (calle)

Alzira (calle)

Distrito: Extramurs

Barrio: Arranca Pins

Alzira.

Alzira (en valenciano y oficialmente Alzira) es una ciudad de la provincia de Valencia, en la Comunidad Valenciana. Es capital de la Ribera Alta del rio Xúquer.

Las calles de Valencia y su historia. Alzira (calle)

Superficie: 110,46 km²

Población: 44.255 habitantes (según censo del I.N.E. de 2.017)

Densidad de población: 400,64 hab./km²

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El topónimo deriva del árabe الجزيرة (al-ǧazīra), “la isla”. El nombre completo en árabe, sin embargo, era جزيرة شقر (ǧazīrat šuqar), “la isla del Júcar” sin el artículo ال (al-) en este caso, ya que el árabe lo omite en expresiones de posesión.

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El término municipal de Alzira se encuentra entre los 14 y 20 metros sobre el nivel del mar

El término municipal está situado en su mayor parte en la margen derecha del río Júcar y está dividido en dos sectores, uno de 83,24 km² y otro de 28,22 km², llamado La Garrofera, el cual se halla separado por los términos municipales de Massalavés, Benimuslem, Alberic y Benimodo, formando un enclave.

La superficie del término es muy irregular, siendo completamente llana en las márgenes del río Júcar; hacia el sureste se extienden, paralelamente entre sí, las sierras de Corbera, la Murta y Les Agulles, entre las que se desarrollan, los valles de la Murta, la Casella y Aguas Vivas, mientras que el sector de La Garrofera está accidentado por las vertientes orientales de la sierra de Tous.

El término de Alzira está atravesado por el río Júcar, al que afluyen el «río de los Ojos» o «Río Verde» por su margen izquierda y el barranco de Barcheta por la derecha. El Júcar fue navegable hasta Alzira por barcos de pequeño tonelaje, navegación que se mantuvo hasta el siglo XVI.

El clima es de tipo mediterráneo, con una brusca transición del estiaje estival a las abundantes lluvias otoñales, de tipo torrencial, que producen frecuentes inundaciones, disminuidas después de la terrible inundación producida por la pantanada de Tous, con la construcción del Pantano de Tous, que ha venido a regularizar el caudal del río Júcar.

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Barrios y pedanías

En el término municipal de Alzira se encuentran también los siguientes núcleos de población:

  • La Barraca de Aguas Vivas.

  • La Garrofera.

  • El Pla de Corbera.

  • El Respirall

  • San Bernardo.

  • Vilella.

  • Casas de Jijera

  • Casas de Santa María del Bonaire

El término municipal de Alzira limita con las localidades de Alberique, Algemesí, Gabarda, Antella, Benifairó de la Valldigna, Benimodo, Benimuslem, Carcagente, Corbera, Favareta, Guadasuar, Llaurí, Masalavés, Poliñá del Júcar, Benicull, Simat de Valldigna, Sumacárcel, Tabernes de Valldigna y Tous, todas ellas de la provincia de Valencia.

Debido al desarrollo demográfico y urbanístico del último siglo, los cascos urbanos de Alzira, Algemesí y Carcagente se encuentran en la actualidad prácticamente unidos.

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Historia

A pesar de la cantidad de yacimientos prehistóricos hallados, del paleolítico (las casas de Xixerá y la cova d’Alfons); del neolítico (la cueva de las Arañas y la cueva de los Gatos); de la edad de bronce (la montaña Assolada y las casas de Montcada); de la época romana (el almijar de San Bernardo y la necrópolis del camino de Albalat), los orígenes no están claros.

Los historiadores y los estudiosos han manifestado sus opiniones de manera dispar. Para algunos la ciudad es la sucesora de la Sucro ibérica. Otros buscan sus precedentes en las villas romanas (Materna, Vilella, Casella, etc.) y señalan una concentración de la población en el núcleo de la villa. Por último, están los que señalan esa concentración pero a partir de las alquerías musulmanas repartidas por el término.

Fundada probablemente por los árabes, durante el dominio musulmán, Alzira fue una población muy importante que llegó a tener gobernación propia. Con los almorávides fue foco destacado de diversas rebeliones contra los cristianos y con el intento de unificación almohade pasó a declararse partidaria de estos. La villa, baluarte completamente amurallado, contaba con unas cuantas mezquitas, casas de baño, molinos, etc.

El tratado geográfico de Al-Zuhví, escrito hacia el 1.147, señala la existencia en Alzira de un gran puente de tres arcos, obra antigua y de excelente factura, así como que sus habitantes eran gente acomodada. De entre los alcireños de la época destacan los literatos Ibn Jafaya, Ibn Amira, Abu Bakr Ibn Sufyan Al-Majzumi, Abu L-Mutarrif Ibn Sufyan Al-Majzumi y Abu Al-Rahaman Ibn Sufyan Al-Majzumi, el médico y filósofo Ibn Tumlus, los jurisconsultos Ben Abil Kasal y Abu Baker, el historiador Algapheker abu Abdalla, y el matemático Ben Rian, entre otros.

El 30 de diciembre de 1.242 reconquistó la ciudad el rey Jaime I de Aragón, en un episodio fundamental para la conquista del nuevo Reino de Valencia, ya que Alzira era la única ciudad por la que podía cruzarse el río Júcar, de ahí su lema “Claudo regnum et adaperio” (Abro y Cierro el Reino).

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El soberano concedió a la villa infinidad de privilegios, entre los que destacó el de mero y mixto imperio, con jurisdicción en causas civiles y criminales, sobre cuarenta y dos municipios, así como el título de Coronada y Fidelísima Villa Real. Su rango de villa real le dio voto en las Cortes del Reino de Valencia.

La vinculación del conquistador con la ciudad fue grande. Jaime I pasaba largas temporadas en Alzira, por la que sentía especial predilección, en la casa-palacio que popularmente recibió el nombre de Casa real o del rey o Casa de la Olivera. Actualmente está en marcha un proyecto para la recuperación y conservación del edificio.

Su segunda esposa, doña Violante de Hungría fundó en Alzira el Convento de Santa María de Montpellier, en memoria de la madre del Rey, que fue donado a la Orden cisterciense en 1.274 y que desapareció tras la desamortización de 1.820. Fue en Alzira donde, en 1.276, el monarca abdicó en favor de sus hijos Pedro III el Grande, que heredó los reinos de Aragón y Valencia, y Jaime II, que heredó el Reino de Mallorca. En el trance de su muerte, como había dispuesto, Don Jaime fue amortajado con los hábitos del císter, orden a la que perteneció San Bernardo de Alzira, patrón de la villa. El episodio de la muerte del rey es controvertido. Según las crónicas, una vez hubo abdicado en Alzira, murió de camino hacia Valencia. No obstante otros, basándose en la Crónica de Ramón Muntaner señalan la residencia real de Alzira como lugar del fallecimiento, tras el cual fue trasladado ya cadáver a la capital del reino y posteriormente al monasterio de Poblet donde fue enterrado definitivamente.

Alfonso I, en 1.286, le concedió la facultad de celebrar ferias. La villa tomó parte activa en la guerra de La Unión, participó en las Cortes del Reino y ejercitó un papel destacado en el Compromiso de Caspe.

Tuvieron convento en la ciudad los jerónimos (Monasterio de Santa María de la Murta, 1.401), las agustinas (Santa Lucía, 1.536), cuyo convento gozó de la protección de la reina Margarita de Austria, los franciscanos (Santa Bárbara, 1.539), los trinitarios (San Bernardo, 1.558), los capuchinos (La Encarnación, 1.614), etc. De todos ellos, el Monasterio de la Murta fue el cenobio más destacado, ya que había contado desde su fundación con la protección de importantes familias aristocráticas como los Serra, los Vich o los Vilaragut, así como importantes personajes del alto clero como el cardenal Cisneros o el patriarca San Juan de Ribera, y de la realeza, tras la visita y estancia en el monasterio, en 1.586, del rey Felipe II, y sus hijos, el príncipe Felipe (futuro Felipe III de España) y la infanta Isabel Clara Eugenia (futura gobernadora de los Países Bajos).

Los siglos XVI y XVII supusieron un receso en el orden político y económico. Se segregaron de la villa: Carcagente, Guadasuar y Algemesí, y sufrió los efectos de la expulsión de los moriscos (1.609).

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En la Guerra de Sucesión Alzira se declaró partidaria del archiduque Carlos por lo que Felipe V, tras vencer la guerra, abolió todos sus fueros y privilegios. Durante la guerra contra los franceses, en 1.811 se trasladó a Alzira la Junta de Defensa de la provincia. En 1.814 la ciudad recibió la visita del rey Fernando VII.

En 1.820 se crea el partido judicial de Alzira.

En 1.853 llega el ferrocarril a la villa.

El 8 de agosto de 1.876, Alfonso XII, en consideración a la importancia que por el aumento de la población y desarrollo de su industria y su comercio había conseguido la villa, le concedió el título de ciudad.

En 1.885, Alzira se prestó al insigne doctor Jaume Ferrán Clua para que experimentara la vacuna anticólera.

El desarrollo de la industria así como el cultivo y comercio de la naranja, que devino en importante fuente de divisas para la economía nacional, motivó también la visita a la ciudad en 1.961 del príncipe Juan Carlos de Borbón, futuro rey de España.

En este contexto se celebró en 1.964 el VII Centenario de la Acequia Real del Júcar bautizada por Jaime I en 1.264 con el nombre de Acequia Real de Alzira; actos que fueron presididos por Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, que tributó en el Ayuntamiento un homenaje a la ciudad con una placa conmemorativa instalada en un muro del salón Noble. En 1.970 el príncipe Juan Carlos realizó una nueva visita a la ciudad, esta vez acompañado por la princesa Sofía. Fueron llevados al Huerto de Rosales para contemplar los naranjales.

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El rio Júcar, azote de la población, ha provocado daños a la ciudad a lo largo de su historia. Las riadas de 1.320, 1.473, 1.779, 1.864, 1.982 y 1.987, entre otras, son buen ejemplo, pero es el 20 de octubre de 1.982 cuando se produjo una de las más trágicas páginas de la historia de Alzira: la Pantanada de Tous. La presa de Tous reventó y toda la comarca permaneció inundada bajo las aguas del Júcar, en un episodio que en estos momentos no está suficientemente aclarado.

El rótulo actual, Alzira (calle), procede de un acuerdo municipal tomado en febrero de 1.929.

NOTA

Se ha utilizado en esta relación el orden oficial numérico de los distritos municipales, dentro de estos se ha utilizado el orden alfabético de los barrios, y dentro de estos, el orden alfabético de los rótulos.

Conforme a lo dispuesto por el Excmo. Ayuntamiento en materia de rótulos, se han expresado éstos en lengua valenciana, salvo los de procedencia netamente castellana, los de personajes que han solicitado sus descendientes o instituciones relacionadas con los mismos el respeto a la expresión castellana o los de dudosa traducción.

Fuentes consultadas:

Bibliografía

  • Las calles de Valencia y pedanías, Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea

  • Vicente Gascón Pelegrí. Prohombres valencianos en Los últimos cien años, 1.878-1.978. Valencia.

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